martes, 16 de febrero de 2010

Hoy hueles a incienso triste

Hoy hueles a incienso triste... te pasa algo o es que siempre estoy tratando
de vestirte con algun aroma?

No te he dicho algo, y en este momento tampoco pienso que esto vaya a cambiar la situación de nuestras promesas sin habla: el día que te conocí cargaba entre mis fosas nasales una aroma a frío que me escandalizaba y obstruía mi perscepcion de los otros olores; además parecía un día gris aunque el sol alumbraba como desde siempre dicen que alumbra. Cuando salí de la casa, caminaba rumbo a la parada como cualquier día (excepto porque el perfume a frío me estaba aturdiendo la continuidad del tiempo), y justamente cuando a travesaba aquel prado abandonado escuche tras de mi el sonido del calor de unos pasos que derretían la escarcha sobre la grama helada; apareciste. En ese momento volví a tener noción del tiempo y me fije que ya faltaba poco para llegar tarde de nuevo a la parada; apresuré el paso no sin antes volver la cabeza para ver si deverdad caminabas detras de mí. Aun así me alcanzaste en la parada. Ambos jugabamos a ignorarnos, por lo menos yo si sabía hacerlo.

Esperamos el mismo tiempo para abordar el bus. Te sentaste a mi lado al fijarte que ya no habían mas ascientos libres y al quedarte alli rompiste el hechizo de frío que llevaba entre la nariz. Hueles a algodón de azucar de feria -dije entre mi-, o es ese viejo aroma de los azahares que viene entre los naranjos durante la primavera? Los dos pusimos las manos en el sillón de enfrente para asegurar nuestro viaje; depronto subiste la mirada y me viste a los ojos. Hueles a tierra húmeda, hueles a rosa que se abre, hueles a sereno...
Definitivamente tendrías que alejarte para desear tu aroma. Te bajaste del bus antes que yo y te perdiste. El aroma y la duda de su sentido se quedó impregnado todo el día y parte de la noche en mi cabeza.

Al amanecer no sabía si habìas sido verdad o si era posible percibir olores entre los
sueños. Así logre encontrarte a diario, en el mismo lugar, ala misma hora (ya no me esforze por salir mas temprano de la casa), cada día me recordabas un aroma diferente y con tu mirada lograbas prometer que la mañana siguiente sería igual; cada noche que soñé tenía un aliento distinto.

De pronto, ayer que viajamos juntos eras diferente; y quice decirte esto: Hoy hueles a incienso triste... te pasa algo o es que siempre estoy tratando de vestirte con algún aroma?. Intenté decirlo porque quería causar el efecto de la primera vez que te ví, cuando me quitaste el frío de la mente, ese día cuando rompiste el hielo entre mi vida y el mundo... pero no pude, llegó tu parada y dejé que te fueras. No te he vuelto a sentir.
Por eso hoy antes de dormir, pondre un poco de azucar sobre brazas, mi madre siempre dijo que ese olor curaba el alma... y talvez también, logre encontrarte de nuevo aunque sea solo en un sueño...

0809

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