Es una línea mediática, un acento entusiasmado e inadecuado. Iré nuevamente como en una extensa carretera, complicada, recolectando hojas que se quedan atrapadas en las ventanillas del auto, las ramas chocan contra el vidrio de frente: hojas suaves, chichicastes, flores o solo el polen, animales-flores, hierba buena. Voy retornando.
Acarreo la ropa, los muebles, los aromas, las luces y los contextos, la verborrea. Voy saltando. Regreso de muchas formas. Regreso al menjurje de un laberinto, entre espuma de café -espiral galáctico que se menea entre un mundo espeso y sustancioso-. De vuelta, encuentro algunas piedras a las que ya puedo esquivar, ventanas que vuelvo a abrir y que siguen dando hacia la nada.
Es como un impulso todo esto, una línea mediática, una cinta cómica, una viejo drama, una comunicación deteriorada por el uso.
Se acaba la retórica. Inicia la ciencia, tal vez voy entre un bus a no se dónde entre la pulpa del hacinamiento y entre tanto cuerpo solo me concentro en el sonido del viaje -el motor es el soundtrack-. Retorno a lo que era, viajando entre una carretera mielínica y doy saltos en el tiempo como entre puertas de Ranvier.
Todo esto es veloz y no logro llegar al fondo de ninguna imágen porque se viene otra y se viene otra... estamos solos, estoy con ella manejando, estoy con ellos cantando, estamos solos, estoy sola bailando, estoy con él caminando, estamos solos.
Solo recuerdo que estuvieron. ¿Qué será de ellos? ¿A dónde fueron después?
Estoy fatigada y no llegue a nada entre mi colección de imágenes ingrávidas. Pero por aquel momento compraré enseguida otro viaje de vuelta.
"Hay un punto pequeño, honesto, indeleble donde
una huella descansa y se esparce locamente, como en una pista de baile"
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